Colocar el cinturón por encima del brazo de los niños puede provocar lesiones en caso de accidente
Para evitar que esta medida de seguridad se convierta en un dispositivo perjudicial, debemos enseñar a los niños a evitar errores comunes
Aunque la tasa de accidentes disminuye cada año y gracias al cinturón, la tasa de mortalidad también, no debemos olvidar que los accidentes de tráfico son una de las causas principales de muerte infantil en España. Según la Organización Mundial de la Salud, realizando un uso correcto de los sistemas de retención infantiles (SRI) se reduciría la probabilidad de accidente mortal entre un 54% y un 80% entre los niños pequeños y aproximadamente un 70% entre los lactantes.
El cinturón de seguridad típico que se utiliza en casi todos los vehículos, el de tres puntos, es de los más seguros que hay en la actualidad en el mercado del automóvil. Pero hay que tener en cuenta que, en algunas ocasiones, puede causar daños en el pecho y las áreas abdominales, cortes y contusiones y daños más serios a los órganos internos como el desgarro del colon o del diafragma o fracturas en la columna lumbar. A estas lesiones, en 1961, Garret y Braunstein las acuñaron como el «síndrome del cinturón de seguridad».
Para evitar que el cinturón pase de ser un elemento clave de la seguridad del vehículo a un dispositivo que puede llegar a provocar lesiones de distinta índole, debemos enseñar a los niños a evitar errores comunes. Algunos de ellos son colocar de manera incorrecta el cinturón o las sillas, según explica Laura Gómez, coordinadora del servicio de neurorrehabilitación pediátrica del Hospital Vithas Nisa Virgen del Consuelo.
Colocar el cinturón por encima del brazo en vez de por debajo, es un error, según la especialista. También hay que evitar llevarlo demasiado holgado o demasiado cerca de la zona del cuello o colocar la correa que sujeta de forma horizontal nuestro cuerpo por debajo del estómago.
Entre los errores comunes que cometen los padres en materia de seguridad se encuentra dejar los cinturones flojos y las sillas mal ancladas, según un estudio. Si esto ocurre y sucede un accidente, el cuerpo se podría flexionar hacia adelante de manera muy enérgica y peligrosa para la columna y el cuello.
Tras un accidente de tráfico, incluso si el niño parece ileso, la Dra. Carolina Colomer, directora médica del servicio de neurorrehabilitacón de Vithas en Valencia y Sevilla, recomienda «realizar una valoración exhaustiva de las alteraciones motoras, clínicas, logopédicas, neuropsicológicas y psicopatológicas». De esta manera se valorarán las consecuencias del impacto y así se aplicará el mejor programa de rehabilitación para el menor.
Pelearse, hacer «peinetas» o insultar: conductas agresivas al volante que pueden salir muy caras
Acciones como insultar a otros conductores, verte inmerso en una pelea, o chocar contra otro vehículo y darse a la fuga, están recogidas como infracciones a la Seguridad Vial o como faltas leves o graves en el Código Penal
La mayoría de las personas que se ponen al volante se definen a si mismas como «buenas conductoras». La calidad de conducción mejora tras años de experiencia, pero el paso del tiempo también provoca la adquisición de malas costumbres y, entre ellas, está la «agresividad en la conducción», que se define como «cualquiera de las formas en que de manera directa o indirecta tanto peatones como conductores provocan, perjudican o causan cualquier tipo de daño al resto de personas que circulan al mismo tiempo por donde fluye el tráfico», tal y como indican desde Legalcar.
Por lo tanto, ¿somos agresivos durante la conducción? Los factores sociales determinan en gran medida esta agresividad. Las prisas, los ambientes ruidosos, multitud de personas en un reducido espacio y el estrés que nos acompaña a diario. Todas estas son situaciones que incrementan nuestra agresividad, y más al volante.
Y seguro que no es la primera vez que mientras circulas por la carretera alguien te grita, te hace un mal gesto o incluso ha intentado bajar del coche para agredirte. O incluso tu mismo lo has hecho alguna vez. Pues mucho cuidado con este tipo de malos comportamiento al volante porque no te saldrán nada baratos si te pillan. Debes saber que acciones como insultar a otros conductores, echar el corte de manga, verte inmerso en una pelea, o chocar contra otro vehículo y darse a la fuga, están recogidas como infracciones a la Seguridad Vial o como faltas leves o graves en el Código Penal.
Concretamente, el acto de insultar a otros conductores o hacer un corte de mangas, está encuadrada como una infracción a la Seguridad Vial -interpretando ampliamente la Ley-. Así lo indican Carmen Olivas y Macarena Cantalapiedra, abogadas del departamento Jurídico de Pyramid Consulting, quienes además detallan que, tal y como según establece el artículo 18 del Reglamento General de circulación, «el conductor de un vehículo está obligado a mantener su propia libertad de movimientos, el campo necesario de visión y la atención permanente a la conducción…».
De esta manera, desde Pyramid Consulting entienden que dicha persona «dejaría de prestar la debida atención a la conducción; este tipo de infracciones se consideran leves, sancionadas con multas de hasta 80 euros. Los insultos leves son faltas castigadas en el código penal con multa de 10 a 20 días teniendo en cuenta las circunstancias personales y económicas del denunciado, pudiendo el impago llevar aparejado el cumplimiento de prisión».
Faltas leves o graves
En el caso de verte inmerso en una pelea, si no has sufrido lesiones y los daños del vehículo no superan los 400 euros, «se consideran daños leves por lo que se celebrará un juicio de faltas por vía penal». «El agresor podrá ser condenado a pagar una multa diaria de media de 6 euros/día durante 10 a 20 días, más los gastos de reparación del vehículo; en caso de que los daños del vehículo y lesiones (en función del tiempo que se esté de baja) superen los 400 euros, se consideran daños graves, delito que se juzga por lo penal», indican desde el departamento Jurídico.
Asimismo, Olivas y Cantalapiedra añaden que el agresor «será condenado a pagar una indemnización, con pena de prisión de 3 meses a 2 años, y si el juez lo estimara oportuno, le puede retirar el carné de conducir. En caso de que te defiendas de una agresión también puedes ser denunciado, el juez condena proporcionalmente a ambas partes en función de las lesiones sufridas por el contrario».
Finalmente, y en el supuesto de que un coche choque contra otro dándose a la fuga, además de por el siniestro, pueden denunciarte por el delito de «omisión del deber de socorro», una acción que conlleva «pena de prisión de 6 meses a 4 años en función de la gravedad del accidente». Es más, si un conductor golpea intencionadamente tu vehículo, también se considera «daños intencionales a la propiedad», tipificado como en el caso anterior.
Y es que según datos de la Dirección General de Tráfico, más de mil conductores que se vieron implicados en accidente de tráfico en 2016 se dieron a la fuga. En total, 1.028 conductores de un total de 174.679, apenas un 0,6%. En estos siniestros en los que el conductor implicado huyó, fallecieron 10 personas y 74 tuvieron que ser hospitalizadas.
Cerca de 3,2 millones de conductores han retado a otro a salir del coche para solventar sus diferencias
El perfil del conductor agresvio: hombre, de unos unos 32 años, con pareja, estudios medios y que circula principalmente por la ciudad
Las vacaciones, horarios intensivos, madrugones para llegar a nuestro destino y una interminable fila de coches que termina en atasco. Durante las fechas veraniegas es necesario armarse de paciencia ya que en estas situaciones de mucho tráfico cuando se produce un incremento de conductas agresivas al volante: adelantamientos bruscos, acoso al conductor de delante, ráfagas con las luces, toques de claxon, insultos, gestos con las manos o incitación al a pelea al grito de «sal del coche si te atreves».
Un escenario de agresividad muy común en las carreteras españolas, en las que, a día de hoy, cerca de tres millones de conductores circulan con un alto nivel de agresividad y más de 100.000 son auténticos «violentos viales» que, además de conducir sumamente alterados, reconocen haber causado directamente un accidente por sus conductas irresponsables. Estas cifras de agresividad al volante en España son sorprendentes, ya que hay 2,6 millones de automovilistas que admiten que se han peleado con otro conductor o que podrían llegar a hacerlo por una disputa de tráfico, y alrededor de 3,2 millones reconocen haber retado a otro conductor a salir del coche para solventar sus diferencias.
Éstas son algunas de las principales conclusiones del estudio «Influencia de la agresividad en los accidentes de tráfico», presentado este lunes por la Fundación Línea Directa y realizado en colaboración con el Instituto Universitario de Investigación de Tránsito y Seguridad Vial de la Universidad de Valencia (INTRAS). El informe analiza la percepción sobre las tipologías de la agresividad al volante a partir de una encuesta realizada a 1.700 conductores españoles sobre sus hábitos en la conducción y se completa con su inferencia en más de 464.000 accidentes con víctimas y el comportamiento de casi 789.000 conductores implicados en estos siniestros de tráfico registrados por la Dirección General de Tráfico en los últimos cinco años disponibles (2012-2016).
Según Francisco Valencia, Director General de la Fundación Línea Directa, «debemos acabar con la agresividad al volante no solo por una obvia cuestión de civismo, sino, sobre todo, porque la irascibilidad es una mala compañera de viaje que, cada año, está presente en miles de accidentes en España. Por eso, en una época del año especialmente sensible, en la que la DGT prevé más de 90 millones de desplazamientos, debemos de ser conscientes de que ninguna maniobra y ningún atasco debe comprometer nuestra seguridad y la de los que nos rodean».
Y es que mantener actitudes provocadoras al conducir multiplica por 10 el riesgo de sufrir un accidente con víctimas y por 30 el riesgo de sufrir un siniestro con heridos graves. De hecho, casi 300.000 conductores muy agresivos reconocen que se vieron implicados en accidentes con víctimas en los últimos 5 años. Pero, ¿por qué somos agresivos los españoles al volante? Las causas son, en opinión de los conductores, de lo más variadas.
El 20% de los conductores de nuestro país atribuye la agresividad en elcoche al estrés del día a día, principalmente el trabajo y la familia, mientras que el 15% de los automovilistas culpan a las conductas y maniobras que hacen los demás automovilistas, y un 12% lo atribuye a los atascos. Además, cuando se da esta situación de atascos o stress, los conductores también reconocen actuar agresivamente porque se sienten amparados por el anonimato que da la conducción (41%) ya que no se volverá a ver al otro conductor, la sensación de velocidad (27%) o poder tener conductas egoístas, como no dejar pasar a otros coches (8%) en una incorporación.
Finalmente, en España, hay 6,9 millones de conductores (26%) que reconocen que han adelantado bruscamente a otro vehículo para intimidarle, por motivo de algún pique o rivalidad en la carretera. Y, aunque es complejo tipificar como infracción este tipo de conductas, pero sí es sancionable.
Perfil del conductor agresivo
A nivel general, el perfil de conductor agresivo que por sus conductas termina sufriendo un accidente, corresponde a un hombre joven, de unos 32 años, con pareja, estudios medios, con menos puntos en su carné y que circula principalmente por vías urbanas. Estos conductores reaccionan con mucha más agresividad contra las mujeres y los conductores noveles, con los que suele tener menos paciencia y a los que termina insultando y gritando de forma más frecuente, generalmente recurriendo a tópicos machistas.
Además, preguntados si se consideran agresivos cuando conducen, un 35% de los españoles reconocen no ser precisamente un ejemplo de paciencia. Por Comunidades Autónomas, los murcianos y los riojanos son los que admiten ser más irascibles al volante, mientras que los gallegos y los extremeños se ven a sí mismos como los más tolerantes al conducir.
Eso sí, la perspectiva cambia notablemente cuando se pregunta al conjunto del país qué comunidades son las menos pacientes en la carretera. En este caso los madrileños (51%) y los catalanes (12%) son vistos por los demás como los más agresivos cuando se ponen al volante.
Influencia de los acompañantes
Otro aspecto interesante es cómo creen los españoles que influyen los acompañantes en la agresividad. Según su punto de vista, ir con amigos (57%) o solo (42%) puede aumentar considerablemente la agresividad en la conducción, mientras que ir con los hijos (62%), con el cónyuge o pareja (37%) o con compañeros de trabajo (34%), puede reducirla.
En cuanto a las posibles medidas que adoptarían los españoles para reducir la irascibilidad en la carretera, un 56% propone quitar puntos del carné aunque no haya existido una infracción concreta y un 46% pide más formación en las autoescuelas. Otras propuestas serían inmovilizar un tiempo el vehículo (41%), ir a charlas con víctimas de accidentes de tráfico (40%) o poner multas por insultar a otros conductores (40%).
El carné por puntos que quiere Pere Navarro 12 años después de implantarlo
Penalizar el uso del móvil, fomentar la movilidad en las ciudades y castigar el consumo de alcohol, entre las medidas
Pere Navarro lleva 48 horas sentado en la Dirección General de Tráfico (DGT) que ocupó durante casi ocho años. Doce después de implantar el carné por puntos, que «copió» de otros países europeos, el «reincidente» responsable de la seguridad vial en España considera que ha llegado el momento de «actualizarlo, retocarlo». En realidad, Navarro responsabiliza a los gobiernos del PP de no haberlo hecho antes, porque él toma como referencia la tasa de revisión en otros países: Alemania lo implantó en 1974 y lo revisó en 1999; Reino Unido lo puso en marcha en 1982 y lo retocó en 1995; mientras Francia lo reformuló en 2000, ocho años después de aprobarlo.
Esa intención «renovadora» fue lo único que logró arrancarle la Prensa ayer en su presentación ante la ciudadanía para hacer balance de la siniestralidad vial en 2017, porque, como él dijo, quiere presentarlo antes a la Comisión de Seguridad Vial formada en el Congreso de los Diputados.
En su comparecencia de ayer, todo fueron datos negros: el año pasado hubo 20 muertos más que el año anterior (1.830 víctimas mortales), un repunte de un 1%. Si se echa la vista atrás, son 141 fallecidos más que en 2015. La cifra no ha dejado de crecer, y parece que 2018 no va mejor: van ya 587 muertos por los 590 que había en estas fechas del año precedente.
Tal y como adelantó ABC al conocerse el nombramiento de Navarro por parte del ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska, su plan de actuación contempla medidas para los colectivos vulnerables (ya que entre ciclistas, peatones y motoristas suman el 46% de todos los fallecidos en la carretera) y para reducir la velocidad en las vías secundarias, a 90 km/h en todas, puesto que el 77% de los que pierden la vida en el asfalto en España lo hacen en este tipo de vías.
«No podrás dormir más»
Navarro es un buen comunicador. Sus mensajes son siempre incisivos y con él aterrizaron en su día a España las campañas de la DGT que traspasaban la pantalla del televisor. Ayer volvió a incidir en la importancia de que algunos «claims» o ganchos lleguen directos a los jóvenes. «Si te montas con alguien que ha bebido, es tu responsabilidad, pero si matas a alguien bebido, tienes que saber que vivirás con ello el resto de tu vida, que no te podrás mirar al espejo, que no podrás dormir...».
El alcohol es una gran obsesión para el responsable de Tráfico, que perfila ya el modo de penalizar más su consumo en el carné por puntos que va a reformular. Su ingesta conllevará más puntos detraídos, y su reincidencia también. Uno de cada tres conductores que murieron en 2017 había bebido o consumido drogas ilegales.
Pero, de todos, será el uso del móvil el cambio nuclear que se introduzca en el permiso de puntos que el propio Navarro implantó. El director de Tráfico baraja la posibilidad de ofrecer más puntos (entre 2 y 3) a los buenos conductores, y que se detraigan más puntos por las distracciones al volante. «El uso del móvil ya ha adelantado a la velocidad y el alcohol como la causa que más muertes provoca en nuestro país». Ese salto se produjo en un año: 2016, según desveló ayer en su rueda de prensa en Madrid el político barcelonés.
De las estadísticas que Tráfico ofreció ayer se extrae que el año pasado murieron 508 personas en las ciudades. El 29% de los accidentes con víctimas ocurridos en las urbes tenían como culpable una distracción, en la mayoría de las ocaciones por ir mensajeando en WhatsApp, grabando un audio o tecleando en la pantalla.
También quiere promover la movilidad en la ciudad.
En el ranking autonómico, algunas regiones hicieron bien sus deberes en seguridad vial el año pasado: Andalucía, Canarias, Castilla y León, Galicia, Comunidad Valenciana y País Vasco son las comunidades que pusieron freno al número de fallecidos respecto al ejercicio anterior; Extremadura los mantiene; y en el resto de las autonomías aumenta. En las carreteras catalanas se disparó más de un 42%, según los datos que facilita el Servicio Catalán de Tránsito (porque la competencia de tráfico está transferida).
Según fuentes de toda solvencia a las que ha accedido este diario, Pere Navarro sopesa la posibilidad de divulgar cada año los datos del permiso por puntos. El responsable de Tráfico confiaría así en el efecto disuasorio que podría conllevar que un conductor vea reflejada con cierta publicidad la pérdida de puntos por su mal manejo del vehículo. También está tanteando la opción de retirar o eliminar aquellas infracciones que durante doce años de permiso de conducción por puntos no han alcanzado «relevancia». Es decir, aquellas sanciones que no se cometen con incidencia estadística no acarrearían coste de puntos a partir de ahora, solo una multa económica.
Holanda, Reino Unido y Suecia están marcando el paso en lo que a buenas prácticas de seguridad vial se refiere. Ayer, Navarro lamentó que España ocupaba cuando él dejó «la cartera» de Tráfico el quinto puesto en Europa, y ahora ha caído al octavo lugar. Hay que tomar como «referentes» a aquellos países que lo están haciendo mejor «para avanzar» juntos en la mejora de la seguridad vial.
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